Perdonar no es una tarea fácil, porque demanda fortaleza y
valentía de la persona que se siente ofendida. Contrariamente a lo que muchos
piensan, olvidar un agravio es un acto de fortaleza, no de debilidad; porque
involucra una gran dosis de voluntad para superar la parte animal del ser
humano y vencer el impulso de la venganza.
El rencor es un mal sentimiento, pues cuando recordamos una ofensa o pensamos en la persona o circunstancia que la provocó experimentamos sensaciones molestas: frustración, dolor, ira, impotencia y ansiedad. Esa carga tóxica anega nuestra mente, se instala en nuestro organismo y nos provoca angustia e infelicidad.
El rencor es un mal sentimiento, pues cuando recordamos una ofensa o pensamos en la persona o circunstancia que la provocó experimentamos sensaciones molestas: frustración, dolor, ira, impotencia y ansiedad. Esa carga tóxica anega nuestra mente, se instala en nuestro organismo y nos provoca angustia e infelicidad.
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